Por Narciso Isa Conde
Estoy convencido de que todas las vías institucionales están cerradas para ponerle fin al régimen de impunidad y acabar o reducir al mínimo la corrupción. Igual para cualquier cambio político dirigido a desplazar el Gobierno peledeísta y a reformar en sentido progresista las instituciones, la Constitución y las leyes vigentes.
Nada que perjudique a los beneficiarios de la corrupción impune y a la continuidad del poder constituido tiene posibilidad de avanzar por los conductos y entidades de esa institucionalidad, puestos que ellas son partes interesadas de un Estado delincuente asociado a cúpulas empresariales de la misma calaña y a corporaciones transnacionales también mafiosas.
Lógica del Juicio Político al presidente.
Sin embargo, entiendo acertada la canalización, vía Congreso, de la propuesta del JUICIO POLÍTICO AL PRESIDENTE MEDINA, dentro de la siguiente lógica:
1.-La Constitución del 2010 fue diseñada para proteger a los presidentes de turno implicados en corrupción y otros delitos, al extremo de establecer que previo a cualquier sometimiento judicial el primer mandatario debe ser despojado del fuero o inmunidad que lo protege, mediante un Juicio Político vía poder legislativo o Congreso Nacional.
2.-Esa vía institucional es la única que no se ha empleado y es acertado agotarla para que no se diga que se evadió.
3.-Es un recurso legal que emplaza al mismo tiempo a dos poderes del Estado y no se pierde nada poniéndolos a prueba con un expediente muy contundente como lo es el que fundamenta las responsabilidades penales de Danilo Medina en el caso Punta Catalina-Odebrecht.
4.-Tiene la virtud de situar al todopoderoso poder presidencial en el centro de la mira del cañón en el marco de la lucha contra la impunidad.
5.-Permite debatir a fondo y de cara a la sociedad ese tema, forzando a definiciones a todos los bloques legislativos del partidismo tradicional.
6.-Crea mejores condiciones para la difusión de la verdad aquí y en el exterior.
7.-Posibilita convertir ese Juicio Político en un juicio de toda la sociedad, profundizando la impugnación del Gobierno y la ilegitimidad de ambos poderes en caso de ser bloqueado congresalmente luego de un gran debate nacional.
8.-Como quiera se gana.
Democracia de calle y Constituyente.
Ahora bien, la esencia dictatorial y mafiosa del sistema establecido, junto al cierre de las vías institucionales para el cambio, exige que ese JUICIO POLÍTICO no sea concebido como la “única vía” para enjuiciar al presidente; ni tampoco insistir en el sistema judicial establecido -al servicio de la impunidad, la corrupción y demás delitos de Estado y empresariales asociados a la delincuencia política- como “la única ruta” a transitar para sancionar a todos los culpables y despojarlos de los bienes robados a la Nación.
Esta última ya se puso a prueba y sigue cerrada a resultados positivos y la congresual está emplazada, aunque la trayectoria y composición de ambas cámaras hayan evidenciado sus compromisos con la corruptela imperante y con la impunidad que la protege, mostrando además su dependencia absoluta del Poder Ejecutivo y de la cúpula del PLD.
Existen, claro está, las vías democráticas extra-institucionales consistentes en altos niveles de movilización, paralización y desobediencia civil, que obliguen al presidente a abandonar su cargo y que hagan colapsar gobierno e instituciones comprometidas con el reino de la impunidad.
Esto puede lograrse desarrollando al mismo tiempo poder popular paralelo y creando las condiciones adecuadas para castigar judicialmente a los culpables y abrir un proceso de transición hacia una reconstrucción institucional a través de un proceso constituyente, en el que finalmente se convoque y organice una Asamblea Constituyente Soberana de amplias bases democráticas-participativas para dotar al país de una nueva Constitución.
Esto, claro está, no está en la agenda de la oposición tradicional con vocación electorera, organizaciones comprometidas y funcionales al poder constituido y a su institucionalidad amañada.
Se trata, además, de un conjunto de partidos mayoritariamente corrompidos, que reproducen constantemente las viejas prácticas antidemocráticas y sus viejas lacras, como acontece ahora en el PRM (ni hablar de sus socios del “frente opositor”); exhibiendo de paso tanto su intensa descomposición como el incremento de su vulnerabilidad electoral frente a la dictadura morada.
Juicio a Danilo, democracia de calle y proceso constituyente, de más en más, deben convertirse en componentes importantes de la agenda del pueblo verde en rebeldía ascendente.
narsoisa@gmail.com